Abstract

Los años cincuenta fueron fructíferos para el desarrollo de la arquitectura moderna en España. Muchos arquitectos afianzaron sus lenguajes buscando la introducción de elementos modernos. Algunas de las construcciones más enigmáticas del momento fueron el Gobierno Civil de Tarragona y el Pabellón de los Hexágonos en la Exposición de Bruselas de 1958, edificios representativos del Estado Español que se construyeron con una estética marcadamente moderna que nos indicaba que algo había ocurrido en la política arquitectónica del gobierno franquista. En todo este proceso de modernización destacó la figura de Miguel Fisac, que tuvo un papel protagonista tanto en su faceta teórica como por su singular obra.

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