Abstract

Por diversas razones, los filósofos Hubert Dreyfus y John Searle no están de acuerdo en la posibilidad de que la Inteligencia Artificial (IA) sea capaz de pensar y comprender como la hacen los seres humanos. Tanto el enactivismo de Dreyfus (1992) como la posición semántica de Searle (1980) sirven de base para la tesis de la dependencia cognitiva que aquí se defiende, la cual considera que la IA es incapaz de desarrollar sus funciones sin el sostén de las capacidades cognitivas que se derivan de la experiencia y creatividad de los seres vivos, en especial de la vida humana.

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