Abstract

La devoción por el Sagrado Corazón de Jesús arraigó con fuerza en el seno de la Compañía de Jesús, hasta el punto de convertirse los jesuitas en los mayores difusores de este culto. De forma paralela, también se dedicaron a promover su fervor por el Inmaculado Corazón de María, derivado del anterior. En los antiguos colegios que la orden ignaciana construyó en el País Vasco y Navarra se han conservado seis representaciones de la Santa Víscera de Cristo y tres de la de María, cuyos modelos iconográficos son dos tratados teológicos escritos por autores jesuitas.

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