Abstract
Los estudios describen la extracción de terceros molares como un procedimiento que amerita experiencia clínica y práctica quirúrgica a fin de disminuir los riesgos de complicaciones intraoperatorias y posoperatorias, como dolor, trismus, sangrado, infección, edema, lesiones del nervio alveolar inferior, desplazamiento de los dientes a espacios vecinos y fractura mandibular en los casos más severos (1, 2). Después de revisar algunas de las consecuencias más comunes en la práctica odontológica, se observa que entre los aspectos relevantes del protocolo quirúrgico se incluyen la destreza clínica, la complejidad quirúrgica, el estudio radiográfico y el diagnóstico definitivo (3).
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