Abstract
En este artículo se defiende que Miguel de Cervantes tuvo un concepto clásico de la historiografía que consistía, fundamentalmente, en estudiar hechos políticos del pasado reciente. En relación con ese concepto, aquí se analiza e interpreta Don Quijote de la Mancha como parodia de las prácticas historiográficas del Siglo de Oro, especialmente aquellas dedicadas al estudio de la Antigüedad, que no se ajustaban al canon cervantino. Asimismo, este trabajo analiza el ambiente cortesano en el que convivían literatos e historiadores y subraya algunas afinidades entre Cervantes e historiadores y escritores como Luis Cabrera de Córdoba y Pedro Mantuano, con quienes Cervantes compartió ideas sobre cómo escribir historia, estrategias para asociarse con el entorno del duque de Lerma y animadversión por adversarios como Juan de Mariana.
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