Abstract

En la España del tardofranquismo y los primeros años de la transición, el cómic adulto se convirtió en herramienta contra el sistema establecido a través del préstamo de obras pictóricas que actuarán como metáforas de libertad. Ya en los ochenta, los dibujantes se acercaron a las nuevas consideraciones de la figuración narrativa, substituyendo la crítica por la plasmación de la cotidianeidad, el cosmopolitismo y la contemporaneidad. Una circunstancia marcada por la confluencia con la Nueva Figuración Madrileña y el presentismo de la movida. Este artículo analiza el papel ejercido por las citas pictóricas que van desde la transgresión hasta la pertenencia a la nueva estética, de modo que los dibujantes-ilustradores decidirán por la opción que se adecuaba a su concepto de creación.

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