Abstract

Several elements of the story narrated by Herodotus (I, 163) about Arganthonius, King of Tartessos, raise questions on the historical reality of this character: first, the mythical aspects of his figure, since he can be considered both a realization of the picture of the friendly king who welcomes travelers and an embodiment of the idea of a far-off and mysterious source of wealth; second, the chronology of his reign and his life, in which a mythical period of Mesopotamian origin was used; third, the history itself of his relationships with the Phocaean sailors, in which a narrative clich. was employed, and finally the likely origin of his own name, maybe taken perhaps by Charon of Lampsacus from a Bithynian mythological cycle.

Highlights

  • Como ha demostrado Moret (2006: 49), la densidad de correspondencias onomásticas con la Península Ibérica que se documenta en las costas del Ponto, de la Propóntide y del Helesponto es muy superior, ocupando un lugar central dentro de este territorio la ciudad griega de Lámpsaco, la primera colonia focea, fundada en torno a 654 a.C., que obviamente también se vio implicada en este proceso de exportación toponímica, pues, según la tradición, su primer nombre fue Pityoussa y los primeros habitantes del país en el que se levantó eran los bébrykes, topónimo y etnónimo, este último correspondiente a un pueblo mítico, que volvemos a encontrar en Occidente

  • La plasmación en la figura de Argantonio de los ideales utópicos sobre el feliz extremo del mundo, la vinculación de su extrema longevidad con viejos mitos mesopotámicos integrados en la cultura griega, su carácter de buen monarca acogedor del viajero y su relación con una posible épica vinculada a aspectos míticos plasmados en las riquezas mineras atribuidas por la tradición legendaria a los viajes de Heracles, todo en la misma persona y con una aparente coherencia interna en la construcción mítica, quizá no sea resultado de un largo proceso de elaboración, sino de la labor probablemente de un único autor

  • Porque el nombre que las fuentes literarias nos transmiten es más vinculable con la toponomástica bitinia, de donde fue presumiblemente tomado por un erudito greco-oriental, probablemente de origen foceo, interesado en los temas del Extremo Occidente, que relacionable con el sustrato lingüístico prerromano de la Península Ibérica

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Summary

Introduction

Como ha demostrado Moret (2006: 49), la densidad de correspondencias onomásticas con la Península Ibérica que se documenta en las costas del Ponto, de la Propóntide y del Helesponto es muy superior, ocupando un lugar central dentro de este territorio la ciudad griega de Lámpsaco, la primera colonia focea, fundada en torno a 654 a.C., que obviamente también se vio implicada en este proceso de exportación toponímica, pues, según la tradición, su primer nombre fue Pityoussa y los primeros habitantes del país en el que se levantó eran los bébrykes, topónimo y etnónimo, este último correspondiente a un pueblo mítico, que volvemos a encontrar en Occidente.

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