Abstract

Este artículo demuestra que en la ciudad de Guadalajara durante el siglo XVII hubo un alto consumo de pescados y mariscos determinado en gran medida por la imposición de la iglesia católica a no consumir carne roja durante los días de vigilia, cuaresma, viernes y sábado. Comprueba que estuvo muy bien abastecida gracias por un lado a su cercanía con la laguna de Chapala y el río Grande o Santiago y por otro al ser punto de tránsito obligado de los mariscos que venían de tierra caliente rumbo a otras partes de la Nueva España. Esboza como gracias a la importancia económica que alcanzó ese circuito comercial se implementó un sistema de cobro de alcabalas para los productos considerados de lujo, mientras que otros estimados como un bien común quedaron exentos de pagarla. Termina haciendo una serie de propuestas para estudios futuros entorno al comercio colonial de estos productos.

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