La revista Política. Quince días de México y del Mundo (1960-1967) aglutinó a diversas corrientes de la izquierda junto con un grupo significativo de nacionalistas revolucionarios cercanos a Cárdenas. Unos y otros se adhirieron a las causas de la revolución cubana, el tercermundismo y la lucha en contra del imperialismo, generando el equívoco de que entre ellos no existían diferencias de fondo. Este ensayo plantea que los intelectuales que participaron en Política entablaron alianzas efímeras, buscando hacer coincidir elementos que eran difícilmente conciliables. Si bien en sus páginas es clara la denuncia de la falta de democracia que existía en México a través de una crítica innovadora hacia la revolución mexicana, la revista mantuvo posturas muy ortodoxas –e incluso retardatarias– frente a algunos de los acontecimientos más relevantes del periodo de la Guerra Fría. Por otra parte, a la manera del nacionalismo revolucionario, los colaboradores de la revista reivindicaron la figura de un “pueblo” abstracto fusionado al poder, considerado como el eje de la legitimidad revolucionaria. La revista mantuvo una posición acrítica frente a la ortodoxia comunista y dejó de lado la propuesta contracultural. En base a todos estos elementos, este ensayo plantea que Política no conformó una corriente de Nueva izquierda, y que ésta apareció hasta los años setenta y ochenta con la propuesta de una generación más joven de la izquierda mexicana.
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