Las crisis del sistema financiero impactan negativamente en las sociedades afectadas, muchas veces llevando a la economía a un estancamiento. Un ejemplo histórico de esta dinámica fue la quiebra del acuerdo de Bretton Woods, vigente desde 1944 a 1971, cuando el presidente de Estados Unidos de Norteamérica decidió devaluar el dólar (Bernstein, 1984) lo que generó la necesidad de comenzar a coordinar las finanzas a nivel internacional de una forma diferente a la conocida hasta el momento. Los cambios implementados con posterioridad han demostrado no ser suficientes. Reflejo de ello es la última gran crisis financiera mundial iniciada en EEUU en 2007 y extendida a otras economías a partir de 2008. Si bien los académicos e instituciones reguladoras no se ponen de acuerdo sobre el origen, el alcance y las conclusiones de esta crisis (Lo, 2012), sí se ha empezado a trabajar a nivel mundial para atenuar los efectos de situaciones similares, y para estabilizar los mercados de forma urgente.
 Entre las herramientas macroprudenciales que han tenido amplia implementación y desarrollo para analizar los riesgos y efectos de una nueva crisis están las de cálculo y análisis de la resistencia de las entidades a diferentes situaciones hipotéticas de crisis. Los actuales modelos implementados para llevar a cabo dichos análisis son los stress testing que diseñan las entidades reguladoras y supervisoras, y, en algunos casos, incluso los ejecutan utilizando escenarios históricos. En la definición de tales escenarios se debe tener en cuenta lo comentado por Dees, Henry & Martin (2017), quienes plantean que éstos deben reflejar una situación de crisis financiera suficientemente severa pero plausible (cuanto más extremos son los escenarios definidos, menos plausibles son). A pesar de los grandes avances alcanzados en este tipo de pruebas, hay mucho camino por recorrer.
 En este trabajo se hace referencia a la definición y construcción de los escenarios que permiten llevar a cabo este tipo de análisis. Para ello se trabajó con más de 500 factores (propios de los sistemas bancarios y genéricos de nivel macroeconómico), asociados al riesgo de crédito del sistema financiero español y se aplicó la metodología Andon para seleccionar aquellos factores que cumplían con los requerimientos SMART (Specific, Measurable, Archivable, Relevant y Time-bond). Las técnicas y metodologías propuestas en este estudio han permitido seleccionar cinco factores que buscan reflejar y ayudar al estudio de la sensibilidad del sistema financiero español frente al riesgo de crédito, desde una óptica genérica (top-down).