La pobreza es un importante problema económico y social, que está asociado a diversos factores de riesgo para el desarrollo físico y psicológico, especialmente de los niños, ya que incrementa la probabilidad de estar en desigualdad. Existe evidencia empírica que indica que tanto la autoestima como el optimismo se asocian de manera positiva significativa con la resiliencia en muestras de adultos en pobreza extrema. Sin embargo, esto no se ha investigado en el caso de los niños y las niñas. Por ello, se plantea la pregunta de investigación: ¿la autoestima y el optimismo influyen en la resiliencia en una muestra de niños/as en situación de pobreza? En este estudio, la resiliencia es entendida en términos de factor protector interno (PFI), factor protector externo (PFE) y empatía (FE). Asimismo, se operacionalizó la autoestima en términos de: yo (YO), familia (FAM), fracaso (FRA), trabajo intelectual (TI), éxito (ÉXITO) y afectivo-emocional (AEM); y el optimismo, como una característica disposicional (OD) y situacional (OS). Este estudio es de corte transversal, correlacional y no experimental, en el que fueron evaluados 188 participantes, el 38.3% son niños (n = 72) y el resto niñas (61.7%, n = 116) entre 9 y 12 años de edad (M =10.59, DT= .69) todos estudiantes de educación básica, que asisten a una escuela pública de una comunidad rural en situación de pobreza. Se aplicaron tres escalas: 1) escala de autoestima, 2) escala de optimismo y 3) escala de resiliencia, todos son instrumentos de autoreporte, tipo Likert. Se llevó a cabo la validación local de las escalas a través de análisis factoriales exploratorios y confirmatorios. Asimismo, se planteó un modelo de ecuaciones estructurales para evaluar la asociación de los principales constructos. Los análisis revelaron que la variable autoestima fue constituida por cuatro de las seis dimensiones, el optimismo por dos dimensiones y resiliencia por tres dimensiones. Los índices de bondad de ajuste muestran un modelo estructural aceptable. Tal y como se había planteado, el modelo estructural indica que tanto la variable autoestima como el optimismo, ejercen un efecto directo sobre la resiliencia. Sin embargo, la variable optimismo mostró un mayor efecto sobre la resiliencia que la autoestima. Concluimos que se requiere evidencia empírica adicional para sustentar la robustez del modelo. Para ello, sugerimos una muestra más grande e incorporar variables familiares y contextuales. De esta manera, se puede obtener evidencia respecto a los factores de protección en el modelo. Además, estos hallazgos son útiles para incorporarlos en programas de intervención dirigidos a niños que viven en situación de pobreza, con la finalidad de generar acciones en pro de su bienestar.
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