Desde hace algún tiempo, algunas organizaciones especializadas han venido publicando informes sobre la competitividad de los departamentos colombianos, en los que se destaca, en primer lugar, la existencia de grandes disparidades en sus niveles de competitividad, las cuales no sólo se han conservado, sino que, incluso, se han ampliado; y, en segundo lugar, que en las mediciones son unos mismos departamentos los que ocupan una y otra vez las mejores y peores posiciones, lo que parece configurar una situación estructural. Particularmente, estos informes han destacado la posición de liderazgo de Antioquia –aunque significativamente después de Bogotá/ Cundinamarca–, pero no se han ocupado demasiado en interpretar el fenómeno, ciñéndose a cuantificarlo y describirlo. Dado que los indicadores de competitividad departamental se correlacionan positivamente con el nivel relativo de desarrollo de los departamentos y sus políticas de gestión, en este artículo se ofrece un Modelo Amistoso con la Historia para interpretar los niveles de competitividad de los departamentos colombianos, particularmente el nivel alcanzado por Antioquia.