De tiempo atrás se conoce que los fosfatos económicamente explotables en Colombia se encuentran en sucesiones sedimentarias marinas del Cretácico Superior (Cathcart y Zambrano, 1967; Mojica, 1987; Zambrano y Mojica, 1990). En el occidente de la subcuenca de Neiva del Valle Superior del Magdalena (VSM), estos niveles están restringidos al intervalo Santoniano-Maastrichtiano, representado en las formaciones Lidita Inferior, Lidita Superior y Yaguará. Los fosfatos son lateralmente discontinuos y presentan variaciones faciales en distancias cortas. El análisis facial y las correlaciones estratigráficas permitieron inferir que las facies presentes en estas unidades representan un ambiente marino muy somero desde la zona de transición con el offshore hasta el shoreface superior, incluyendo condiciones de laggon para la Formación Aico. Posiblemente, la paleotopografía y la subsidencia diferencial han afectado la continuidad lateral y el espesor de las unidades litoestratigráficas del intervalo Santoniano-Maastrichtiano, y los eventos tectónicos posteriores han modificado la distribución espacial de los depósitos de fosfatos. La falla de La Plata (Chusma) divide la zona en cuestión en dos dominios estructurales: uno localizado en el occidente, en el bloque levantado, donde afloran las rocas más antiguas del basamento pre-Cretácico, y otro dominio localizado en el oriente, en el bloque hundido, donde aflora la secuencia sedimentaria cretácica-cuaternaria característica de la subcuenca de Neiva. En el bloque hundido se encuentran pliegues importantes, como el Sinclinal de Media Luna y el Anticlinal de San Francisco en el norte, el Anticlinal de La Guagua en la parte central, y el Anticlinal de La Hocha y el Sinclinal de El Vegón en el sur. Algunos de estos pliegues están truncados por fallas regionales inversas con componente de rumbo dextral, como las fallas de La Plata (Chusma), San Francisco y Betania.