Abstract

Me propongo plantear en este artículo algunas consideraciones relativas al concepto de dispersión, que apunten a la comprensión de una dinámica determinante de la vida contemporánea. Tomaré como hilo conductor los planteamientos de Benjamin relativos a la dispersión, realizando algunas operaciones de extrapolación que me permitan arrojar alguna luz sobre la educación en la época actual. La idea de dispersión tiene una historia que esbozaré en sus líneas generales con el fin distinguir las actitudes valorativas que suscita el fenómeno, y la dificultad de asignarle un sentido positivo. Haré referencia a dos momentos que considero que tienen un mayor peso relativo, y que dibujan una especie de alfa y omega de la situación filosófica ante la dispersión en occidente: San Agustín y Heidegger. Partiendo de este esbozo será posible perfilar mejor el problema central de la ambigüedad que acompaña la actitud ante la dispersión y su correlato histórico, la pérdida del aura, y que puede expresarse en la oposición entre un progresismo liquidacionista o un conservadurismo elegíaco.

Highlights

  • I would sketch in broad outline in order to distinguish the value-based attitudes raised by the phenomenon, and the difficulty of assigning a positive sense

  • In this paper I would like to lay out some considerations concerning the concept of dispersion

  • use Benjamin's approach relating to dispersion

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Summary

Experiencia de la dispersión

¿Qué aspecto, qué rasgo, qué característica nos puede ofrecer una vía de ingreso en la época contemporánea y esto, de tal modo, que nos ponga en situación de reflexionar desde ella y dentro de ella, acerca de su peculiar configuración, y al mismo tiempo acerca de la forma que adquiere en ella la idea de educación? Quisiera proponer un rasgo, conocido desde hace tiempo, anticipado de diversas maneras, pero cuya amplificación lo ha vuelto cada vez más notorio y determinante del modo de vida actual. Y expresado de este modo, podemos admitir, sin forzar demasiado los términos, que el planteamiento se desplaza de la estética a la política por la vía de una pedagogía. Por no situarse del lado de la contemplación, del recogimiento o de la atención, obra sobre los individuos de un modo que podríamos llamar menos directo. Lo singular de este planteamiento de Benjamin consiste en que no se restringe a ser un análisis de la forma de la recepción, sino que plantea, al mismo tiempo, una especie de programa para el arte. El estado de shock, impuesto por las nuevas condiciones histórico-sociales de comienzos del siglo XX (condiciones que no han hecho más que radicalizarse con el correr del siglo) habría segregado, al mismo tiempo, los medios para su asimilación. Debajo están San Agustín y su lector más filosófico, Martin Heidegger

Conservadurismo elegíaco1
Para concluir
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