Abstract

En la actualidad se estima que un 85% de la población tiene acceso a un servicio adecuado de agua potable; sin embargo, cerca de un 40% no es registrada o facturada, debido a pérdidas, fugas o tomas clandestinas, lo que constituye un problema en la gestión y distribución de agua para consumo humano. Una manera de determinar la eficiencia del sistema es basándose en los valores de los caudales de fuga, teniendo como principal indicador el índice de fuga estructural (IFE), que permite medir la efectividad de actividades de mantenimiento de la red. En países desarrollados este índice es considerado, con un valor de presión promedio durante las 24 horas del día; pero la realidad de países en vías de desarrollo es otra, por lo que en este trabajo se presentan dos alternativas para la corrección del IFE, basándose en datos estadísticos del agua no contabilizada de una población ecuatoriana.

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