Abstract
El presente ensayo analiza la categoría cultural “monstruo” como un modo de desarticulación que evidencia la naturalización de los funcionamientos sociales, mediante una representación simbólica a través de la cual se revierte el orden dado. A esta operación estética y cultural de los objetos estéticos la hemos denominado desmonstrificación, asignando esta nueva categoría a aquellas representaciones e intervenciones “monstruosas” que, más que “normar” la diferencia, proponen una mirada crítica. El objeto estético desmonstrificado o portador de la representación e intervención de lo monstruoso funciona como artefacto cultural: como un objeto que, mediante formas heterogéneas, fronterizas, ambiguas, “extrañas”, produce textos que trascienden la noción tradicional del arte, para posicionarse como objetos críticos culturales. En este sentido, la desmonstrificación estética se establece a través de un artefacto cultural que evidencia el funcionamiento de un orden, de los poderes y de la norma. No se trata aquí del cuerpo del monstruo clasificado por la biología, la medicina y/o la ley, sino del artefacto cultural que visibiliza, desnaturaliza y hace delirar los discursos de la biología, la medicina, la política, ley y hasta de la lengua. Para nuestra lectura, nos centraremos en el texto El infarto del alma (2010), de Diamela Eltit y Paz Errázuriz; texto siamés, creado a cuatro manos que pone a dialogar escritura y fotografía desde una posición crítica, con el fin de visibilizar el funcionamiento desmostrificador que dicho texto propone
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