Abstract
Sabemos, más o menos, lo que quiere decir la racionalidad cuando se aplica a elecciones y decisiones individuales. No resulta tan claro lo que quiere decir cuando se aplica a elecciones políticas, En este artículo discutiré dos preguntas. Primero, ¿puede uno asignar un significado a la idea de elección política racional? En segundo lugar, suponiendo que esta asignación sea viable, ¿cuál es el alcance de las decisiones políticas racionales? En tercer lugar, si este alcance resulta ser limitado (como sucederá), ¿Podría haber una guía alternativa a la acción política? La sección (II) establece, muy brevemente, la teoría de la elección racional a un nivel individual. Supondré que la racionalidad política se define mediante una extensión de las elecciones individuales a las elecciones políticas que, en un sentido, están hechas por y para la "sociedad". Esto es, excluyo las concepciones de política que corresponden al napoleónico "Todo para el pueblo, nada por el pueblo". Dentro del marco de la teoría de elección social, esto significa imponer la condición de no-dictadura. La sección (III) discute si la noción de racionalidad política es significativa, mediante la consideración de diversas objeciones que se derivan del principio del individualismo metodológico. Los individuos actúan sobre la base de sus deseos y creencias, Las colectividades, en cuanto tales, no actúan; tampoco tienen deseos o creencias. Por tanto, surgen problemas en relación con las preferencias agrupadas, la información centralizada y la instrumentación de elecciones. La sección (IV) considera el problema de la irracionalidad política, observando las analogías políticas de diversas formas de irracionalidad individual que pueden describirse brevemente como debilidades de la voluntad, excesos de la misma y la formación de preferencias adaptativas. Para que la política sea racional, debe diseñar maneras de evitar 0 manejar estas tendencias. La seccion (V) se pregunta si la racionalidad política siempre producirá prescripciones claras y sugiere en términos generales una respuesta negativa, argumentando que la incertidumbre es el mayor obstáculo para las elecciones políticas racionales. EI argumento no es simplemente que es difícil anticipar los resultados de las decisiones políticas. De manera más fundamental, consiste en que la planeación relativa al incremento, la ingeniería social y tácticas semejantes son respuestas inadecuadas a este problema. En la sección (VI) concluyo argumentando que la justicia; mas que la racionalidad, debe guiar las elecciones políticas fundamentales. La racionalidad tiene un lugar que desempeñar, pero éste es subsidiario más que primario. [J.E.]
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