Abstract

A inicios de la Guerra Fría, Checoslovaquia no representó una excepción en cuanto a la forma en que el Partido Comunista tomó el poder, pero sí en la medida de su aceptación y de la obediencia debida a él por la sociedad civil. El espíritu disidente, en una población de mayoría de clase media culta, explotó en los sucesos de la Primavera de Praga (1968), que anticipó la caída del Telón de Acero, dos décadas después. Vittorio Giardino, en las páginas de Jonas Fink. Una vida interrumpida, narra las tribulaciones de la población y la suerte de los disidentes, a través de los ojos de quien personificaba la presión del yugo de Moscú: el joven judío, e hijo de un preso político, Jonas Fink, librero en Praga.

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