Abstract

El síndrome de transfusión feto-fetal complica hasta un 15 % de las gestaciones monocoriales en la mitad del segundo trimestre de embarazo y su resultado es una elevada mortalidad y morbilidad perinatal si no se trata a tiempo. Aunque algunos factores humorales tienen un papel en la fisiopatología de la enfermedad, una distribución desigual de la placenta y la presencia de uniones vasculares placentarias en la placa coriónica, permitiendo cambios de volumen de sangre entre los fetos, son el requisito previo anatómico para esta complicación única para gemelos monocoriónicos. Dentro de las gestaciones monocoriales, es posible identificar un subgrupo de parejas de gemelos en alto riesgo de desarrollar el síndrome de transfusión feto-fetal o restricción de crecimiento intrauterino selectivo durante el curso del embarazo tan pronto como en el primero y segundo trimestre temprano. Si hay una progresiva discrepancia de líquido amniótico avanza el síndrome de transfusión feto-fetal a moderada, y finalmente llega a la etapa severa, la clasificación exacta del cuadro clínico y diagnóstico de la situación hemodinámica fetal, son cruciales para asesorar a los padres sobre las opciones de tratamiento y posibles resultados. Se presenta el caso de una mujer de 27 años de edad primigestante con un embarazo múltiple de trillizos bi-corial-triamniótico y síndrome de transfusión intergemelar estadio III, según Quintero (1), en los fetos 2 y 3, diagnosticado en la semana 22,4 de gestación. El manejo se llevó a cabo con fotocoagulación láser selectiva y secuencial de los vasos comunicantes. Desembarazada en la semana 28 de gestación.

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