Abstract

Reportado por primera vez en 1981, la enfermedad por HIV se manifiesta como una enfermedad de transmisión sexual de diseminación explosiva, pero que sin embargo, puede ser prevenida. El HIV se fusiona con el linfocito CD4-T permite de ayuda, se integra en el genoma celular del huésped y lo infecta crónicamente, llegándolo a matar. La disminución progresiva de los CD4 permite que el paciente quede susceptible a infecciones oportunistas y al cáncer. La transmisión prevalentemente homo/bisexual en un inicio, ahora es importante en el grupo heterosexual. La terapia con AZT reduce las infecciones y aumenta la sobrevivencia por dos o tres años, pero luego el virus se vuelve resistente. La transmisión perinatal ocurre en el 25 al 30% de los niños, aunque el uso del AZT disminuye dicha probabilidad al 7%. Las condiciones asociadas al HIV son el retardo de crecimiento fetal, la prematuridad y la muerte fetal. La atención del parto debe ser vía vaginal, salvo algún problema obstétrico, usando guantes, mascarillas, lentes y ropa especial. Los recién nacidos serán seropositivos debido a los anticuerpos que provienen de la madre; pero, a los 18 meses la mayoría se hará sero-negativos, mientras que menos del 25% enfermarán y morirán en tiempo muy corto. El HIV se transmite al recién nacido también a través de la lactancia.

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