Abstract

Los mudéjares tenían la obligación de vigilar el territorio donde vivían. Al no cumplirla, los repobladores cristianos sufrieron pérdidas económicas y, en el peor de los casos, fueron cautivados. Para evitar el castigo, las autoridades mudéjares pidieron perdón al rey, pagando una suma en metálico a cambio. Se comprometieron, asimismo, a compensar los daños causados por mudéjares rebeldes y almogávares venidos de fuera. Y a pagar los rescates de los repobladores que eran apresados y llevados a Granada y, más tarde, al norte de África. En este artículo analizamos el origen y la evolución de estos servicios durante su corta existencia.

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