Abstract
Los procesos de reconciliación nacional a partir del reconocimiento de la violación de los Derechos Humanos han sido puestos en práctica para fortalecer las democracias actuales. En este artículo nos centraremos en el caso chileno y sus intentos de avanzar en el proceso de reconciliación post-dictadura militar (1973-1990), a partir del establecimiento de la verdad sobre las formas de violencia perpetradas. La idea de reconciliación sigue la lógica de la retórica de la marca; esto es, el argumento de que las víctimas han quedado marcadas a partir de la experiencia traumática perpetrada. En este proceso se ha constituido la categoría de víctima y su reparación como el centro del proceso de reconciliación.La categoría de víctima ha sido utilizada como eje articulador de las luchas en torno a los Derechos Humanos. Sin embargo, ha contribuido a fijar dichas identidades como esenciales, naturales y homogéneas entre sí. En este artículo pretendemos cuestionar dicha construcción para, por un lado, mostrar su carácter contingente y en constante redefinición y, por otro, contribuir a abrir otros espacios de acción política en el Chile actual.
Highlights
Diversas investigaciones han mostrado la fuerza que la dictadura militar chilena de Pinochet (1973-1990) tiene en las memorias colectivas de dicha sociedad (Castillo y Piper, 1998; Joignant, 2007; Lira y Morales, 2005; Piper, 2005)
A partir de ello se argumentará que, aunque hay muchas formas de ser víctima, en Chile la polisemia de identidades se suele reducir a la vivencia del cuerpo dañado por la violencia, excluyéndose las posibles articulaciones transversales con otros movimientos políticos basados en otras categorías de sujeto y otras agencias de transformación social
Fecha de Recepción de artículo: 15 de junio 2009 Fecha de Aceptación de artículo: 14 de septiembre 2009
Summary
Al narrar los acontecimientos de la historia reciente de Chile, los discursos de Derechos Humanos se refieren al golpe militar de 1973 y los 17 años de dictadura como los años que marcaron al país. La convicción de que la dictadura opera como un accidente que marcó y transformó las identidades aplica para diversos niveles, uno de ellos es el de los y las afectados/as directos/as, cuyas historias personales e identidades habrían sido interrumpidas dando inicio a una nueva vida marcada por la experiencia de ser víctima. Los discursos de Derechos Humanos argumentan (en la lógica de la retórica de la marca) que las historias e identidades de quienes vivieron directamente la violencia de la dictadura fueron interrumpidas dando inicio a una nueva vida marcada por la experiencia de ser víctima. Según los discursos de Derechos Humanos, los traumas o huellas dejados por las experiencias del pasado tendrían que ser reparados, es decir, las marcas tendrían que ser borradas para permitir que la sociedad volviera a su normalidad. A través de sus instituciones, éste debe revelar la verdad de lo ocurrido y disponer recursos para la reparación de aquellos sujetos traumatizados por la violencia
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