Abstract

En este trabajo argumentaré primero que para entender las relaciones entre el populismo la democratización y el autoritarismo hay que partir de las experiencias latinoamericanas donde los populismos han retado al poder y han gobernado desde los años 40. Los científicos sociales latinoamericanos teorizaron y debatieron sobre el populismo desde que Gino Germani escribió en los años 50 sobre el peronismo y los investigadores europeos y norteamericanos deberían tomar en serio la larga y compleja bibliografía latinoamericana sobre el tema. Además, Latinoamérica es la región en la que se han dado los populismos más benignos e incluyentes, mientras que las caras más autoritarias del populismo de derecha se han manifestado en los Estados Unidos y en algunos países de Europa. Mi segundo argumento es que hay que diferenciar las críticas populistas al poder constituido que señalan los déficits de participación y representación de las democracias de sus soluciones que reducen la complejidad de la democracia, la sociedad civil y la esfera pública a la lucha entre dos campos antagónicos. Mi tercer argumento es que hay que diferenciar entre inclusión y democratización. Los populismos latinoamericanos, desde el peronismo hasta el chavismo, han incluido políticamente, étnicamente y socio-económicamente a los sectores marginados. Sin embargo a su vez han atentado en contra del pluralismo, han manufacturado enemigos y han cerrado espacios a la oposición. Mi cuarto argumento es que si bien los populismos comparten una lógica política no todos son iguales. Algunos politizan las exclusiones alrededor del eje mercado-estado, otros alrededor de temas culturales como la identidad del pueblo y la nación. Unos usan criterios étnicos para construir al pueblo, mientras que otros politizan las exclusiones socioeconómicas.

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