Abstract

Tras ganar tres elecciones presidenciales consecutivas, en 2005 (53,74 %), 2009 (64,22 %) y 2014 (61,36 %), Evo Morales solo pudo lograr el 47,08 % en las polémicas elecciones de 2019, mermadas por acusaciones de fraude por parte de opositores y veedores internacionales y que concluyeron con su derrocamiento en medio de protestas callejeras, un motín policial y la intervención de las fuerzas armadas. Sin embargo, casi exactamente un año después, su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), pudo obtener el 55,1 % de los votos y regresar al poder con el binomio Luis Arce y David Choquehuanca. Lo que aparentaba entonces ser un regreso triunfal del único partido boliviano contemporáneo dotado de lazos efectivos con sectores de la sociedad pronto revelaría fricciones importantes en estas mismas relaciones, como durante el proceso de selección de candidaturas para las elecciones subnacionales (o regionales y municipales) de marzo de 2021. El regreso al país de Evo Morales en noviembre de 2020 y sus intentos de mantenerse al frente del partido y, sobre todo, de escoger personalmente a sus candidatos dieron paso a algunos importantes enfrentamientos internos y derrotas electorales. El objetivo de este artículo es analizar las razones del derrocamiento del hasta entonces imbatible expresidente y su partido, así como las del pronto regreso del MAS al poder. Para ello, se pondrá el foco en sus relaciones con las bases sociales que lo componen y en los desgastes acaecidos en ellas en su largo período de gobierno ininterrumpido. Se buscará analizar, además, las transiciones del período actual y las consecuencias del reacomodo político a partir de las elecciones subnacionales de 2021 para el futuro posible del partido.

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