Abstract

Estudio de las concesiones de bula de cruzada para la lucha contra Granada otorgadas en 1455 y 1456 por el papa Calixto III a Enrique IV de Castilla, desde la perspectiva de la propaganda regia, y de los beneficios fiscales obtenidos por la monarquía castellana, con especial atención a la intervención de agentes financieros especializados, a la cuantificación del monto total obtenido, y a la instrumentalización del gasto como arma de difamación política.

Highlights

  • III to Henry IV of Castile, from the perspective of the royal propaganda and the tax benefits achieved by the Castilian monarchy, with a particular focus on the intervention of specialized fiscal agents, the quantification of the total amount obtained, and the exploitation of expenses as a weapon of political defamation

  • Estos conceptos —cruzada, limosna e indulgencia— seguían conformando en el siglo XV la base sobre la cual se construía el discurso legitimador de esta importante fuente de renta, a pesar de la decadencia del ideal cruzadista que se observa desde fines del siglo XIII —en paralelo a la pérdida de protagonismo político del pontificado ligada al fin de sus pretensiones universalistas, y de los primeros debates en torno a la validez de las indulgencias ya presentes en esta época.[4]

  • Conviene no perder de vista que muchas de las concesiones obtenidas por Juan II tras alcanzar la mayoría de edad en 1418 hay que valorarlas en el marco político posterior al Concilio de Constanza (1414-1418), y más adelante como resultado del conflicto existente en el seno de la Iglesia, evidenciado tras la deriva conciliarista adoptada por el Concilio de Basilea inaugurado en febrero de 1431, en un contexto condicionado por la necesidad que el pontificado tenía de contar con la ayuda del rey de Castilla para hacer valer sus posiciones

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Summary

14 Olivera Serrano 1986

La Crónica anónima de Enrique IV señala que ganarían las indulgencias recogidas en la bula de Calixto III aquellos que entrasen a su costa en tierra de moros con el rey de Castilla «o debaxo del pendon de la Cruzada, con entençion e proposyto de les fazer guerra». Así lo refleja el relato escrito por el caballero suabo Jörg von Ehingen que, estando en la corte portuguesa en el transcurso de su periplo como «caballero andante» por tierras hispanas, tuvo noticia de la intención que albergaba Enrique IV de «capitanear una gran cruzada contra el Rey moro de Granada, como la proyectada con anterioridad, cuando nos hallábamos en la capital de Francia, que no se verificó a consecuencia de cierta peste», a la cual deseaba unirse, como así sucedió.[45] Del mismo modo, la cruzada concedida al monarca castellano tuvo un impacto notable en el vecino reino de Aragón, que también aportó combatientes para la lucha contra el emirato nazarí, lo que podría entenderse como un éxito de la propaganda ligada al llamamiento.[46] Sin embargo, los intentos de Enrique IV por extender la recaudación de limosnas a la Corona aragonesa resultaron infructuosos. Así se desprende de las evasivas dadas el 22 de marzo de 1459 por Juan II de Aragón al monarca castellano en respuesta a una carta portada por el guarda Diego del Castillo, enviada con evidentes fines fiscales, en la que solicitaba permiso para publicar en los territorios aragoneses

43 Benito Ruano 1960
52 Nieto Soria 1993
56 Tan solo contamos con las referencias de Ladero Quesada 2009a
71 Baloup 2003
77 Nieto Soria 2012b
83 Fuentes
Palencia 1999
Findings
Conclusión
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