Abstract

La región fronteriza del norte de Chile es un territorio histórico de circulación de población boliviana motivada por las posibilidades laborales de la economía regional y las alternativas comerciales existentes en distintos momentos de su devenir. Si bien Tarapacá no ha sido el destino preferente de la migración boliviana, forma parte del campo migratorio especialmente para los aymara que habitan las zonas más cercanas a la frontera y desde los 90 del siglo pasado para los bolivianos en general. Así de una migración fuerte durante el ciclo de expansión del salitre (1880-1930) se pasó a una más silenciosa y menos visible circunscrita al altiplano y los valles alto andinos para pasar a otra más integrada a lo internacional a partir de la creación de la Zona Franca de Iquique a fines del siglo XX.

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