Abstract

Antes de 2011, Siria era uno de los Estados más poderosos de Oriente Medio. A pesar de que la mayoría de sirios son sunnitas, su gobierno era chiita alawita, lo cual no fue un impedimento para la industrialización y desarrollo del país. Siria comenzó a estar en el foco internacional debido a las problemáticas sociales, políticas y económicas en las que vivía, además del comienzo de la Primavera Árabe, contexto que inició la cruenta situación que vive actualmente el Estado sirio. La guerra civil en Siria ha traído diferentes consecuencias en la región y en el mundo; en el panorama regional se han gestado e incrementado amenazas como crisis migratorias, yihadismos radicales con más potencial y revitalización de los ciclos de violencia. En cuanto al internacional, la agenda en materia de seguridad ha cambiado el foco de atención y se han dado intervenciones de todo tipo al interior del Estado fragmentado. Las repercusiones de la violencia en la región se han visto reflejadas en miles de víctimas tanto del hemisferio oriental como del occidental. Con la globalización de por medio, se han incrementado tanto los campos de batalla como las armas de guerra que utilizan Estados y actores no estatales violentos. Con el fin de la guerra en Siria hay consecuencias tanto en un espectro regional como mundial, que modifican las relaciones de poder y las estrategias empleadas por los Estados para mantener sus intereses.

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