Abstract

Las formas del futuro (y condicional) de bendecir y maldecir son anómalas porque son regulares, por ejemplo bendeciré, maldeciré, mientras que en la mayoría de los demás tiempos y modos son irregulares y se alinean morfológicamente con las de decir, por ejemplo digo, bendigo, maldigo; dije, bendije, maldije, etc. La regularidad del futuro / condicional de estos dos verbos se vuelve aún más sorprendente cuando uno considera que las formas del futuro / condicional eran irregulares en español antiguo, por ejemplo bendir é, maldir é. El presente artículo intenta explicar por qué estas formas se regularizaron en el futuro / condicional mientras que las formas de la mayoría de los demás tiempos y modos han permanecido irregulares y alineadas con las dedecir. Se propone aquí que la regularización del futuro / condicional de bendecir y maldecir se debe a la estructura de sus participios pasados, dada la estrecha conexión entre el infinitivo y el participio pasado a lo largo de la historia de las lenguas romances, junto con el hecho de que, tanto el infinitivo como el participio pasado han estado unidos estructuralmente por el verbo auxiliar haber a través de la historia del español.

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