Abstract

No ha sido suficientemente pensado el título de la novela que Gabriel García Márquez publica en 1967. La soledad en el título de esa obra debe ser comprendida como una verdad humana que “toca el corazón” −para usar la metáfora compleja de William Faulkner. Mis argumentos se irán construyendo a partir del recurso a lo que podría ser llamado “anacronismos sugerentes”. Gracias a estos anacronismos, haré entrar en diálogo obras y autores que muy seguramente García Márquez no tuvo en mente durante la escritura de sus Cien años de soledad: Michel de Montaigne, Miguel de Unamuno y Xavier Zubiri, por ejemplo. No obstante, espero que este procedimiento saque a la luz posibles sentidos −plausibles, verosímiles− en relación con el concepto que me ocupa: la soledad.

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