Abstract

A mediados del siglo XVIII la confluencia entre el cientifismo ilustrado y las exigencias modernizadoras de los Estados dio lugar a un giro radical en la representación cartográfica de territorios y ciudades. Una "intelligentsia" compuesta de científicos, ingenieros, geógrafos, geómetras, etc. produjo en menos de cincuenta años muchos ejemplos de este novedoso modo de mirar el mundo que encarnaba a la perfección el "Sapere aude!" de Kant. Este artículo trata de esbozar, mediante el análisis de algunos casos paradigmáticos, la naturaleza de los planos urbanos de las Luces como producto de la exigencia de un conocimiento cierto de la fisonomía del entorno y como expresión cartográfica de las ideas de "progreso, felicidad pública y riqueza de la nación", así como de la cara utópica del pensamiento ilustrado.

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