Abstract

The Medellin Conference represented a unique reception of the Second Vatican Council, positioning the Latin American Church as a Source Church. This Conference not only created a collegial way of interacting at a continental level through the Latin American Council of Bishops (CELAM), but also inaugurated a way of being and working, and a mode of interaction that gave birth to a way of proceeding that would characterize the Latin American Church own`s identity. In this article, we understand Medellin as an epochal event that can not be reduced to a mere text. The way in which the Conference proceeded, more environmental than thematized, gave rise to a spirit of prophetic convergence among bishops, priests, religious and lay, that took shape in the method of work, the relationships among the participants, the daily liturgy, the disposition for listening and having open discussions among all. In this article we explain how all this inaugurated a unique ecclesiality inspired by a collegial practice, and completed by a Synodal Spirit that advanced the ecclesial model of People of God of the Second Vatican Council.

Highlights

  • The Medellin Conference represented a unique reception of the Second Vatican Council, positioning the Latin American Church as a Source Church

  • Un modo pastoral de estar situados en la historia, en comunión con los pueblos que la habitan, determina y amplía el ejercicio de la colegialidad, y establece un balance entre la communio fidelium, la communio hierarchica y la communio ecclesiarum, todas ellas vividas desde la igualdad que concede la dignidad bautismal y el sacerdocio común

  • La Iglesia en la actual transformación de América Latina a la luz del Concilio

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Summary

De Iglesia reflejo a Iglesia fuente

Medellín supuso el paso de una Iglesia reflejo a una Iglesia adulta, hoy convertida en Iglesia fuente (LIMA VAZ, 1968, p. 17-22), que supo discernir el talante de la época al asumir que el sujeto humano ―queda definido principalmente por la responsabilidad hacia sus hermanos y ante la historia‖ (GS 55). En las palabras de clausura de monseñor Juan Landazuri Ricketts se aprecia esta opción con gran claridad profética: Hay algo muy característico en los planteamientos que nos hemos hecho durante estos días y que deseo subrayar. En estas palabras del cardenal Landazuri Ricketts resuena el espíritu conciliar que llama a prestar oídos a ―los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren‖, pues ―son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo‖ (Gaudium et Spes 1). A diferencia del Concilio, Medellín no se sitúa ante la historia de manera genérica, sino en la historicidad, en la trama y quehacer que configuran la cotidianidad y los sistemas sociales, y lo hace a la luz de la dimensión de acción pastoral de la Iglesia. Con responsabilidad aceptó el espíritu conciliar que había declarado que no era posible escuchar la voz de Dios sin oír ―las múltiples voces de nuestro tiempo‖ (GS 44) y encontrar en ellas ―la presencia de Dios que quiere salvar al hombre entero‖ (Introducción 5)

Ampliar y completar la colegialidad
La ampliación de la colegialidad
Convergencia espiritual y profética
De la corresponsabilidad a la sinodalidad
De la escucha a la asunción colectiva
Conclusión
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