Abstract

En las obras del entonces llamado Monumento Nacional a los Caídos en Cuelgamuros intervinieron multitud de contratas, entre las que se contaban San Román, Banús o Huarte, las más conocidas. El caso de la empresa del maestro cantero portugués Manuel Rodríguez Crisogno ha pasado desapercibido hasta el momento, a pesar de ser uno de los mayores beneficiarios del proyecto. Rodríguez, único extranjero entre todos los contratistas, intervino en la construcción de la fachada monumental de la cripta y en otras obras menores a lo largo de siete años. En ese tiempo participó de la explotación de presos políticos como trabajadores, y se lucró del sistema de corrupción imperante en la obra.

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