Abstract

Los únicos virreyes que efectivamente gobernaban en la América española en 1821 y que habían sido designados para ello por Fernando VII fueron obligados por sus propias cúpulas militares a renunciar al mando. Este artículo analiza comparativamente ambos fenómenos y recupera su importancia y significados históricos a través del examen de sus caracterizaciones históricas e historiográficas y sus contextos, marcos institucionales, argumentos e instancias involucradas. La propuesta consiste en observar, a partir de los golpes, la capacidad de injerencia política de las fuerzas armadas en el proceso de descomposición del orden de la monarquía española en América y de construcción de los estados nacionales determinados tanto por el constitucionalismo cuanto por la guerra.

Highlights

  • Los únicos virreyes que efectivamente gobernaban en la América española en 1821 y que habían sido designados para ello por Fernando VII fueron obligados por sus propias cúpulas militares a renunciar al mando

  • Como se puede observar en el cuadro 1, la composición de ambas Juntas fue extremadamente similar pues, presididas por los virreyes, integraron, entre otros, a los subinspectores generales, cargos que desde finales del XVIII representaban la dirección superior de un arma en una jurisdicción determinada y cuyas atribuciones de mando eran tales que en algún momento la Corona hubo de aclarar que no tenían derecho a suceder a los virreyes si estos faltaren59

  • Las negociaciones de Punchauca entre Abreu, La Serna y San Martín no implicaron la aceptación de la independencia —a diferencia de los Tratados de Córdoba signados entre O’Donojú e Iturbide— ni la renuncia al mando político y militar del virrey golpista para permitir el ingreso triunfal de los independentistas a la capital, como sí ocurrió con la entrevista de La Patera en que Novella tuvo que abandonar su intención de resistencia y reconocer la autoridad de O’Donojú

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Summary

Denominaciones y concepciones

En términos historiográficos es usual caracterizar a las dos series de eventos ocurridos en Lima el 29 de enero de 1821 y en México el 5 de julio del mismo año como golpes de estado. El relato continúa detallando la reprobación de Liñán a tan extrema solicitud, los razonamientos y ofrecimientos de Apodaca, la propuesta de uno de los miembros de la Junta (el brigadier Espinosa Tello) para que el mando militar recayera en Novella y que el Venadito continuase como jefe político superior, la negativa de los amotinados luego de la consulta con la tropa y finalmente la renuncia escrita por el virrey (después de rechazar la que le dieron a firmar los golpistas) que concedía la cesión voluntaria del mando. En definitiva, movimientos rápidos, bruscos, oportunos: eso y no otra cosa es un golpe

Algunos elementos comparativos
Brigadier Melchor Álvarez Brigadier Francisco Javier de Gabriel
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