Abstract

Las plantas son consumidas por diversos organismos, esta situación pone en riesgo su sobrevivencia, por ello han desarrollado mecanismos de defensa que evitan su ingesta. Por ejemplo, adaptaciones anatómicas, defensas químicas o metabolitos secundarios. Estos fitoquímicos inhiben el ataque de patógenos, provocan irritación al contacto, afectan los sistemas cutáneo, gastrointestinal, cardíaco y nervioso de los herbívoros o pueden provocar la muerte. Los rumiantes tienen adaptaciones mecánicas, fisiológicas y etológicas para evadir las defensas vegetales: rechazo, regulación y biotransformación. Desarrollaron adaptaciones anatomo-fisiológicas para albergar simbiontes microbianos para degradar celulosa y toxinas vegetales. Algunos metabolitos secundarios pueden tener efectos benéficos en alimentación o medicina animal, pero se requiere de mayor estudio sobre el tema.

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