Abstract

El presente análisis profundiza en el impacto que el turismo espiritual, denominado de reflexión, tiene al afrontar el hecho multicultural de forma creativa y pacífica, de modo que contribuye a la configuración de una identidad europea intercultural e inclusiva.El caso de Melilla es muy representativo debido a su carácter pluricultural. En ella conviven cuatro culturas que, sin renunciar a sus señas de identidad, se enriquecen en el contacto diario: la cristiana, la musulmana, la hebrea y la hindú. Cada una de ellas aporta la riqueza de su patrimonio cultural también inmaterial. Todas ellas manifiestan su espiritualidad a través de rituales elaborados en espacios religiosos que atraen a un buen número de visitantes y turistas.La experiencia de la visita a los templos facilita el conocimiento de otras culturas y permite la reflexión, aumentando la comprensión del otro y facilitando el entendimiento, lo cual es altamente valorado por los visitantes.

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