Abstract

El presente artículo parte de la premisa de que la práctica discursiva sobre la muerte oriental, iniciada por las agencias de saber, puede corresponder a una subestimación narrativa de los territorios y de las personas presentes en un espacio polisémico llamado MENA. La hipótesis investigada, a través de la comparación de diferentes fuentes estadísticas secundarias (2001-2017), muestra que la mayoría de las víctimas del terrorismo no se sitúan en el área geográfica occidental, sino en la región de Oriente Medio y África del Norte. Esta interpretación de los datos estadísticos presupone que el número de las muertes, manipuladas en una clave positivista, participa en el proceso más general de "esencialización racial" del espacio. Por lo tanto, lo que nos proponemos hacer es reflexionar sobre la narración de "datos" que alimenta cierta retórica gubernamental de MENA. Metodológicamente, la comparación de diferentes datos aclara que existe una "subestimación geográfica" relacionada con una "sobrenarración" del evento terrorista, descrito como una amenaza oriental. Esta "sobreexposición" tiene el efecto de subestimar a la víctima local, puesto que la inscripción geográfica del MENA, comprendida como un espacio de terror, arrebata la dignidad de la muerte a las poblaciones orientales.

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