Abstract

La “modernidad” de la pintura finisecular malagueña se entiende como una pseudorenovación de la tradición realista y romántica, rechazando los extremos decadentes o las opciones más comprometidas. La tumba del poeta, presentada a la Exposición Nacional de 1901, es la obra de Pedro Sáenz que mejor muestra esta estética de la conciliación entre la corrección académica y una sensibilidad finisecular moderada, ajustada a los gustos burgueses mayoritarios. El presente trabajo aborda el carácter de este sincretismo que utiliza la recuperación de la mitología grecorromana para encontrar respuestas a inquietudes artísticas y vitales.

Full Text
Published version (Free)

Talk to us

Join us for a 30 min session where you can share your feedback and ask us any queries you have

Schedule a call