Abstract

La consideración de la dimensión espiritual del ser humano es un elemento importante para humanizar la asistencia sanitaria. En las últimas décadas, esa dimensión se ha ido incorporando a la atención sanitaria, de modo que, en la actualidad, el modelo de atención puede considerarse un modelo "bio-psico-social-espiritual". No obstante, dicha dimensión suele tratarse desde la perspectiva de la necesidad, una mirada que tiende a centrarse en las carencias del individuo. La espiritualidad también puede verse como ámbito de capacidades, de recursos para afrontar mejor la enfermedad. En este artículo, se pretende mostrar que la consideración de la espiritualidad como fuente de capacidades es un elemento importante para la humanización de la asistencia.

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