Abstract

La conciencia mediática no es ni la conciencia escrupulosa ni la ausencia de la misma, es decir, ni la bondad ni la maldad, o sea, ni lo positivo social ni lo negativo. La cultura mediática no tiene conciencia del pecado religioso, no hay ofensa a Dios, pues éste es la televisión, a no ser que se apague el receptor. La conciencia mediática es la de la mayoría de la sociedad, puesto que santos y asesinos son dos minorías muy reducidas, místicos y criminales son extremos muy pequeños. La conciencia mediática es ambigua, ilógica, absurda, contradictoria, indefinida, antirradical, moderada, equilibrada, desapasionada, antimaniquea, antifanática y centrista en política, religión y filosofía, por lo tanto, no es ni de derechas ni de izquierdas, ni religiosa ni atea, ni idealista ni materialista. La televisión democrática, como decía N.A.Chomsky, sustituye el miedo de las dictaduras fascista y comunista, por la manipulación. La conciencia mediática no tiene la cultura de los libros ni la incultura analfabeta, posee la cultura del disco, del cassette, de la televisión, de la radio, de la prensa, del ordenador y del vídeo.

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