Abstract
Los trabajos arqueológicos que se han efectuado en relación con el seguimiento de la ampliación de la carretera CV-437, en el término municipal de Ayora (Valencia), han sacado a la luz dos calzadas antiguas: una a la que damos cronología ibérica, que sería uno de los caminos de acceso al Castellar de Meca, y otra, que sería romana, y correspondería a la vía 31, Laminium– Caesararugusta, de la parte hispánica del Itinerario de Antonino.
Highlights
INTRODUCCIÓNLos trabajos arqueológicos que hemos realizado y de los que se ocupa este artículo se han efectuado con motivo del seguimiento arqueológico del acondicionamiento y desdoblamiento de la carretera CV-437, en el término municipal de Ayora (Valencia), desde el cruce con la N 330 hasta el punto kilométrico 6,100.
La naturaleza de las rocas propicia la existencia de zonas duras, las compuestas de calizas y conglomerados del Mioceno, y otras blandas, las arcillas de la formación Keuper y los sedimentos aluviales cuaternarios.
El área en la que está la carretera objeto de la intervención alberga una gran cantidad de yacimientos de época ibérica y romana.
Summary
Los trabajos arqueológicos que hemos realizado y de los que se ocupa este artículo se han efectuado con motivo del seguimiento arqueológico del acondicionamiento y desdoblamiento de la carretera CV-437, en el término municipal de Ayora (Valencia), desde el cruce con la N 330 hasta el punto kilométrico 6,100. La naturaleza de las rocas propicia la existencia de zonas duras, las compuestas de calizas y conglomerados del Mioceno, y otras blandas, las arcillas de la formación Keuper y los sedimentos aluviales cuaternarios. El área en la que está la carretera objeto de la intervención alberga una gran cantidad de yacimientos de época ibérica y romana. En algunos de ellos hay continuidad de poblamiento desde época ibérica a romana, y corresponden, en su mayor parte, a villas de menor o mayor tamaño, siendo la más importante, por tamaño y materiales, la de la Casa del Hondo y el cercano yacimiento de Las Paredejas. El camino ya era conocido, había sido identificado como ibérico y estaba, en una pequeña parte (un 20%) –la más visible–, documentado y fotografiado (Broncano, 1986, 131-134), así como catalogado por la Dirección de Patrimonio Arqueológico de la Comunidad Valenciana.
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