Abstract

La frontera internacional entre Tijuana (México) y San Ysidro (Condado de San Diego, California) es el puerto de entrada más activo del mundo. La agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (US Customs and Border Protection Agency) emplea a más de 60.000 personas, 21.000 de las cuales son agentes de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos (US Border Patrol). Entre los diversos requisitos para el ejercicio de la función de patrulla fronteriza no se encuentra el ser bilingüe. A la hora de comunicarse con las personas detenidas e interrogarlas, la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos contrata los servicios de empresas de interpretación telefónica. En este estudio se presentan varios segmentos de una transcripción de 2 horas y 50 minutos de duración que capta una interacción típica entre una persona detenida y un agente de la patrulla fronteriza, facilitada por una intérprete (ad-hoc) a través del teléfono. Se muestran las diferencias de poder entre los interlocutores y el papel del intérprete telefónico a la hora de mitigar o reforzar ese poder. Tras analizar las credenciales del intérprete y las necesidades lingüísticas de la patrulla fronteriza, este trabajo se centra específicamente en los comportamientos lingüísticos del intérprete, los cuales conducen a una detención posteriormente anulada en juicio. Este estudio cuestiona el constructo de la justicia a la hora de servir a las necesidades de poblaciones cultural y lingüísticamente diversas.

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