Abstract
One year after similar events in India and Thailand, a 2016 Mexican Senate regulatory prohibition brought eighteen years of open, commercial surrogacy to an end in Mexico. The new law marked a sea-change designed to get Mexico out of the commercial global surrogacy industry through penalties of up to seventeen years’ imprisonment for surrogacy-promotion and –intermediation activities. An ethnographic investigation in three Mexican cities realized among female and male reproductive-donation workers during the polemic’s high point (2015-17) allows us to meet the participants as well as learn how donation and intermediation functions among surrogates, egg-donors and brokers have been articulated in unprecedented ways. These new circumstances reveal discourses, practices and meanings that are both current and changing within the «choreographies» of assisted reproduction and family relationships in Mexico.
Highlights
One year after similar events in India and Thailand, a 2016 Mexican Senate regulatory prohibition brought eighteen years of open, commercial surrogacy to an end in Mexico
La persona transicional –quien interviene solo de manera incidental o virtual en el proceso– evoca la función de mediación entre los actores de la donación reproductiva pero también opaca una fase del circuito pues estas transilient persons, invisibilizadas o marcadas por el prejuicio como lo suelen ser los agentes intermediarios, revelan una dimensión importante no solo en cuanto a la información que son capaces de proporcionar sino a cómo entienden y valoran el trabajo de gestar para otros y de la donación reproductiva en general
El único ingreso de este residente de una de las colonias conurbadas del municipio de Centro aledaña a la ciudad de Villahermosa, con el que mantiene a su esposa y a la hija de esta, consiste en los cobros por comisión de entre mil a dos mil pesos por cada mujer joven que él logra vincular a una de las tres clínicas para las cuales trabaja simultáneamente
Summary
Entre 2014 y 2015, la prensa había reportado casos de ciudadanos españoles que permanecieron en México sin poder regresar a su país en virtud de que no obtuvieron el pasaporte de sus hijos nacidos de gestantes sustitutas mexicanas. De manera que «la posibilidad de tener un hijo, muchas veces es visto con rechazo por parte de algunos grupos que prefieren una visión tradicional de la familia, considerando a estas técnicas como las responsables de cierta degradación de los valores familiares» (Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 2008:19). En el contexto de la polémica sobre el aborto –análoga en varios aspectos a la que tuvo lugar alrededor de la gestación subrogada– Lerner, Guillaume y Melgar sintetizan la norma imperante: «La maternidad ha sido concebida como un destino (como el único o primordial destino de los cuerpos femeninos de la vida y de la identidad genérica) y una «necesidad», «natural», para éstas; se da por hecho que toda mujer desearía tener hijos como parte de su (supuesto) instinto maternal» (2016: 336). Estas transformaciones pueden representar quiebres, giros y disyunciones en las historias personales de las trabajadoras de la donación reproductiva que las acercan, de una manera u otra, a trabajar como intermediarias, emparejadoras y brókeres
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