Abstract
Este trabajo pretende analizar varios escritos de carácter autobiográfico que dan algunas pistas e indicios para reconstruir las experiencias sáficas durante las décadas de los años veinte y treinta (hasta 1936) en España: Así es de Victorina Durán (manuscrito, 1970-1980 aprox.), Acrópolis de Rosa Chacel (1984) y Oculto sendero de Elena Fortún (2016). Estos textos principales se apoyarán en otros de las mismas autoras –y/o contemporáneas– para poder completar la visión de espacios y experiencias. Se utilizará un doble método de análisis ginocrítico y geocrítico para indagar en los lugares transitados por estas mujeres, así como para analizar la estructura y la asiduidad de sus encuentros y reuniones. Reconstruir los espacios físicos e íntimos lésbicos es el desafío delineado por una mirada geocrítica que ambiciona ofrecer más datos sobre estos otros grupos, pensamientos y sexualidades disidentes, de «otras» tertulias culturales y literarias tan poco estudiadas hasta el momento.
Highlights
Las lesbianas españolas parecen ser invisibles para la Historia, pero han dejado algunas huellas en diversos escritos, muchos de ellos inéditos hasta hace pocos años
Las citas que aparecerán de las autobiografías de Victorina Durán pertenecen a los manuscritos originales conservados en el Archivo del Museo Nacional del Teatro (Almagro) ya que al texto editado le faltan algunas páginas y no tiene en cuenta algunos énfasis que la autora otorgó a ciertas palabras
Las mujeres que protagonizarán otras historias de amor homosexual en la literatura de este periodo son también cupletistas (La Coquito de Joaquín Belda en 1915 o Ellas y ellos y ellos y ellas de Carmen de Burgos en 1917) o artistas e intelectuales (El veneno del arte de Carmen de Burgos en 1910 o Un sueño de la razón de Rivas Cherif en 1928)
Summary
Las lesbianas españolas parecen ser invisibles para la Historia, pero han dejado algunas huellas en diversos escritos, muchos de ellos inéditos hasta hace pocos años. Quizás las eliminara ella misma porque aunque no se mostró «cobarde ante los demás» y declara ser la protagonista de estas experiencias lésbicas, también asegura no tener «derecho a provocar escándalo» y que callará «los nombres de las demás por respeto y buen gusto» (Durán, Así 5). En el (1984), una novela de Rosa Chacel, donde se narra ese ambiente tribadista de una forma muy sutil dentro de un texto autobiográfico que la autora escribe para «biografiar a los chicos de mi generación» (7), tal y como ella misma aclara en una página introductoria de la novela, continuadora de Barrio de Maravillas (1976) y perteneciente a la trilogía que se cierra con Ciencias naturales (1988); la tercera es Oculto sendero, novela póstuma de carácter autobiográfico de Elena Fortún, publicada en 2016 por la editorial Renacimiento en edición de Nuria Capdevila-Argüelles y María Jesús Fraga, que constituye «una exploración única de las relaciones entre homosexualidad y heterosexualidad» (Capdevila-Argüelles, «Introducción» 7). A estas tres se le añade el manuscrito inédito de El pensionado de Santa Casilda[6], de temática abiertamente lésbica y cuya autoría aún presenta dudas[7]
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