Abstract

Este artículo plantea el problema de pertenecer “a la patria” en una Venezuela subsumida en una crisis política y económica de largo aliento. A partir de una etnografía visual guiada por una foto-elicitación con jóvenes varones analizo cómo experimentan su arraigo nacionalista después de la muerte de Chávez, particularmente en un barrio popular ubicado en los cerros de Caracas, geografía montañosa que concentra las condiciones más duras de exclusión socioeconómica en la capital. Estas zonas han sido afectadas históricamente por privaciones y violencias estructurales. El presente análisis busca entender las formas de identificación social de los hijos de la Revolución bolivariana, generación que nació durante la conformación del proyecto socialista que se impulsa en Venezuela desde hace más de veinte años. Los jóvenes que conocí entre los años 2014-2017 deben gestionar una subjetividad propia ante la polarización partidista y las transformaciones del país, para construir arraigo y apego en un ambiente marcado por carencias alimentarias, abuso policial, violencia urbana y migración forzada. Asimismo, el hecho de “sentirse parte” de Venezuela es una interpelación simbólica del Estado bolivariano, una política performativa que dibuja predisposiciones, prácticas y fronteras entre los jóvenes, así como violencias, lealtades e indolencias que hacen notar pertenencias rotas e identificaciones radicales.

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