Abstract

Marina Picasso escribió con respecto a la relación de su abuelo con sus compañeras que «las embrujaba, las digiría, y las plasmaba en sus lienzos» (Picasso, 2001, p. 180). Lo que no tomó en cuenta es el hecho que aquellas mujeres jugaron un papel vital en el proceso creativo del artista, a menudo estimulando grandes cambios en su carrera. Aunque no aprobamos de ninguna manera su comportamiento hacia el sexo opuesto, este artículo se concentra en el impacto crucial que una de sus primeras compañeras, Fernande Olivier, tuvo en su obra mientras Picasso avanzaba hacia el Cubismo. El estilo del artistas fue cambiando al inicio de su convivencia con ella en el Bateau-Lavoir, consolidando el conocido Período Rosa. La influencia transformadora de Fernande continuará por algún tiempo, alcanzando puntos críticos durante dos viajes que hicieron juntos a España. Como se sabe, el joven Picasso regresaba a su país de origen cuando se disponía a hacer importantes cambios en su estilo. Éste fue el caso definitivamente durante estas dos visitas a Gósol en 1906 y Horta en 1909. La primera condujo al desarrollo del llamado Periodo Ibérico en el que se centró progresivamente en el uso de máscaras, aplicándolas en un principio al rostro de Fernande. Ella será igualmente un componente esencial durante la segunda estancia en España, cuando Picasso desarrolla en Cubismo Geométrico. Aquí de nuevo, el artista projectó los nuevos descubrimientos en se compañera, intentando integrar pintura y escultura en sus lienzos a través de los rasgos de ella.

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