Abstract
Las enfermedades cerebro-vasculares constituyen actualmente la tercera causa de muerte en nuestro país (y en la mayoría de los países desarrollados), superada por las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, son una causa importante de incapacidad ya que 1/3 de los sobrevivientes a un ictus cerebral son incapaces de valerse por sí mismos y aproximadamente el 75% pierde sus facultades para reincorporarse laboralmente, considerándose la causa más frecuente de incapacidad. El presente artículo analiza las funciones cognitivas (atención, memoria verbal, memoria no verbal, memoria visual y lenguaje) y funciones ejecutivas de un caso con ictus isquémico bilateral antes y después de un tratamiento neuropsicológico intensivo. Futuros estudios deben incluir una muestra mayor de sujetos para ver los efectos neuropsicológicos de los diferentes tratamientos a largo plazo.
Highlights
El término ictus o enfermedades cerebro-vasculares hace referencia a cualquier trastorno de la circulación cerebral, generalmente de comienzo brusco, que puede ser consecuencia de la interrupción de flujo
Future studies should include a larger sample of subjects to see the neuropsychological effects of different long-term treatments
Peña-Casanova J, Quiñones-Úbeda S, Gramunt-Fombuena N, Quintana-Aparicio M, Aguilar M, Badenes D, et al Spanish Multicenter Normative Studies (NEURONORMA Project): Norms for Verbal Fluency Tests
Summary
El término ictus o enfermedades cerebro-vasculares hace referencia a cualquier trastorno de la circulación cerebral, generalmente de comienzo brusco, que puede ser consecuencia de la interrupción de flujo. Los datos epidemiológicos publicados por la World Health Organization han mostrado que existe una gran variación en la mortalidad por enfermedad cerebro-vascular entre diferentes países. Existe una marcada dependencia de la edad en cuanto a la incidencia de accidentes cerebro-vasculares (ACV en adelante), con sólo 30 episodios por 100.000 habitantes en los menores de 44 años, mientras que alrededor de 1.230 por 100.000 habitantes por encima de los 75 años sufren al menos un evento isquémico cerebral [1]. Los ACV isquémicos tromboembólicos son responsables del 80% de todas las enfermedades cerebro-vasculares. Las enfermedades cerebro-vasculares tienen, además, un enorme costo por los recursos necesarios en el sistema de salud para su atención en fase aguda; además de los cuidados a largo plazo de los sobrevivientes con su consecuente hándicap. La rehabilitación neuropsicológica ha mostrado evidencia de mejoría tanto para pacientes con daño cerebral adquirido [4,5,6,7,8] como con pacientes con ACV [4,5,6,7]
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