Abstract

El espacio y el tiempo son coordinadas en función de las cuales se estructura la realidad social y, simultáneamente, elementos producidos en el marco de los ejercicios de significación, de las dinámicas relacionales y de las expresiones identitarias constitutivas de esa misma realidad. A partir de esta premisa genérica y en base a una experiencia etnográfica de investigación empírica, el artículo examina los ordenamientos espaciales y temporales de los paisajes pasionales que se establecen en el barrio turístico de Ponta Negra (Natal, nordeste de Brasil) entre las mujeres brasileñas y los turistas europeos. Se intenta entender cómo la transnacionalización euro-brasileña de la intimidad —impulsada por el turismo de masas— se inscribe y organiza en determinados segmentos topológicos y cronológicos del lugar, dándoles identidad, relieve y, a veces, una configuración heterotópica en el escenario del barrio generadora de disonancias y de algunas tensiones sociales.

Highlights

  • Social reality is structured in space and time

  • Además de los numerosos restaurantes y lugares de diversión ya existentes en esta zona, muy frecuentados por natalenses, fueron abriendo otros que pasaron a recibir muchos de los turistas y de las garotas de programa que antes frecuentaban las boates de la playa cerradas por las autoridades

  • Estando intrínsecamente asociados a las impredecibles dinámicas del turismo playero de masas, estos paisajes en Ponta Negra evidencian una gran volatilidad socioespacial, tal como sucede en muchos otros sitios y a diversas escalas (Menezes, 2011; Piscitelli, 2004)

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Summary

Ponta Negra y sus disonancias

Situado en el la zona sur de la ciudad de Natal, con una población de casi 25.000 habitantes (IBGE, 2012), el barrio de Ponta Negra está formado por el antiguo poblado (vila) pesquero, también llamado Ponta Negra, algunos parques residenciales (conjuntos) y dos asentamientos precarios (Lagoinha y Pião). La vila que da nombre al barrio y desde la cual este se expandió está situada en su extremo sur, en la parte superior, plana, de una pequeña colina a alrededor de 700 metros de la ensenada de la playa de Ponta Negra. Desde mediados hasta finales del siglo XX, la playa de Ponta Negra fue uno de los sitios preferidos por las élites locales para sus casas de veraneo (Júnior, 1997; Silva y Fonseca, 2010). El turismo y los demás procesos de internacionalización a él asociados han transformado Ponta Negra, en particular su playa, en una “touristic border zone” (Bruner, 2005): un espacio intersticial y dialógico —“empty meeting ground”, en la perspectiva de MacCannell (1992)— de confluencia de escalas (local/global) y de intersección (y desvanecimiento) de fronteras entre “hosts” y “guests” (Smith, 1989), en el que emergen sociabilidades transnacionales permeadas por múltiples “idiomas relacionales” (Simoni, 2015) y nuevas formas culturales. La apropiación turística-capitalista de Ponta Negra, su europeización y su (re)producción como lugar de deseo (históricamente sexualizado y racializado) ha generado varias fronteras de identidad (clase, “raza”, género-sexualidad, nacionalidad) que acaban por inscribirse en forma de divisiones y tensiones socio-espaciales en la propia geografía del barrio

Tiempos y espacios de transnacionalización de la intimidad
Tarde y inicio de noche en la Roberto Freire
Balada en la plaza
Consideraciones finales
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