Abstract
En el presente trabajo se realiza un análisis de los fundamentos epistemológicos sobre los que se ha cimentado el campo educativo desde su origen hasta nuestros días, a fin de comprender en profundidad la situación actual de la investigación educativa. Para ello, se lleva a cabo un estudio histórico-epistemológico que procura develar la justificación que, en cada momento y contexto, ha fundamentado dicho campo. Este recorrido muestra que, en primer lugar, la historicidad (referida a lo contextual, no-racional, no-científico) de la ciencia de la educación fue dejada de lado deliberadamente para garantizar el desarrollo de una ciencia racional. En segundo lugar, y debido a la persistencia de ciertos problemas epistemológicos, esta historicidad es entendida como un valor y se convierte en el fundamento disciplinar. El trabajo argumenta que el uso de la historicidad como criterio de justificación (ya sea para eliminarla como para utilizarla) no es criterio suficiente para fundamentar el campo. Se requiere un criterio que trascienda los límites de la disciplina misma y permita hacer frente a los problemas relativos a la historicidad y a la consecuente inconmensurabilidad.
Highlights
Introducción El campo de las ciencias de la educación aparece como un prometedor espacio de reflexión y enriquecimiento en torno a lo específicamente educativo; no obstante, presenta ciertas inconsistencias, como la falta de acuerdos en torno al objeto propio del campo y a los límites disciplinares, el poco impacto práctico de la investigación educativa o el cuestionamiento acerca de su especificidad teórica y práctica
A fin de favorecer esta comprensión se recurre a la bibliografía utilizada en cada momento histórico; por tal motivo, en los primeros apartados se encontrarán mayormente publicaciones de hace algunas décadas y en los últimos se apreciará la bibliografía más reciente
En 1806, Herbart publica su libro Pedagogía general derivada del fin de la educación, con el que se propone brindar a pedagogos y preceptores un ensayo que permita reducir la espontaneidad y la intuición en la tarea educativa
Summary
Como práctica, es tan antigua como el hombre mismo. Sin embargo, hacia fines del siglo XVIII surgieron algunos planteamientos que procuraron darle fundamentación científica. En el caso de la pedagogía, el criterio de demarcación utilizado hasta comienzos del siglo XX consiste en los principios filosóficos que dan sustento al conocimiento pedagógico. A partir de este momento se produce un cambio radical en dicho criterio: se da inicio a la tradición positivista dentro del campo educativo y se empieza a hablar de ciencia de la educación. El criterio de demarcación que separa a esta ciencia de la educación de otras aproximaciones no-científicas es la verificabilidad de los enunciados. Esta tradición positivista va impregnando todas las áreas del saber y, poco a poco, se comienzan a aplicar los resultados provenientes de otras disciplinas a la educación, así es como empieza a utilizarse el plural de ciencias de la educación. A raíz de la explosión y difusión del nuevo campo, en numerosas universidades, libros, revistas y congresos se sustituye el nombre de pedagogía por el de “ciencias de la educación.” Este cambio de denominación expresa “una tendencia hacia la positividad científica y, consecuentemente, hacia la desvinculación de la filosofía, ámbito con el que el saber pedagógico ha mantenido, desde su origen, una clara y profunda dependencia” (Escolano, 1978, p. 19)
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