Abstract

A fin de garantizar su dominio en Santo Domingo, la corona española, estableció una política racial de valoración y reconocimiento legal del blanco y de subvaloración al indio, el negro, el árabe, el judío, el mestizo y los mulatos. En la segunda mitad del siglo XVIII, en las universidades de Santo Tomás de Aquino, de los dominicos, y la de Santiago de la Paz, de los jesuitas, en la iglesia, las milicias, en las oficinas reales y el comercio, iban penetrando los mulatos y ocupando posiciones de dirección a pesar de la política segregacionista de la corona, lo que preocupaba y atemorizaba a las autoridades españolas, como lo reveló el gobernador Azlor, en un informe secreto al rey sobre que de seguir esto los mulatos en poco tiempo tomarían el poder.

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