Abstract

Desde su fundación, el origen y destino de Buenos Aires estuvo ligado a la existencia de una fuente de agua que asegurara la vida y las actividades de su población: el gran estuario del Río de la Plata.Ciudad – puerto y puerta de la tierra, la capital histórica de la Nación en la segunda mitad del sigloXIX alcanzará los índices de crecimiento demográfico y edilicio más altos de su historia y, también, será afectada por graves epidemias que pusieron en crisis el débil sistema sanitario local. Estos y otros factores, motivaron la construcción de las primeras instalaciones de provisión de agua, cloacas y desagües a escala de la nueva realidad (1869). Se inició de esa manera un proceso en el que los temas vinculados al saneamiento, la higiene y la salud públicos irán cobrando importancia creciente en la agenda de los gobiernos, y en el que –a lo largo de más de medio siglo– se ejecutarán las principales obras de salubridad, esto es: plantas de potabilización, depósitos de distribución, torres de toma, sistemas de distribución, usinas, plantas de tratamiento de líquidos cloacales, etc. Dentro de estas expresiones, el presente trabajo aborda las correspondientes a la captación, potabilización y distribución del agua. Este patrimonio industrial, junto con el paisaje del Río de la Plata frente a la ciudad y su región, configuran hoy valiosos referentes de su identidad. Testimonios que fueron cobrando renovada vigencia, en la medida que en las últimas décadas se ha ido acrecentando su difusión, valoración y preservación.

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